Cuando el poema comienza vemos a Mio Cid en uno de sus momentos más difíciles. Es acusado de quedarse con las parias del rey, lo que provoca la ira regia, provocando su destierro del reino de Castilla. El Cid debía entonces abandonar su casa y su familia e irse.
Mio Cid Ruiz Diaz debía recuperar su honor, y es lo que se propone. Se va, junto a unos cuantos pendones que lo acompañan, a Burgos, pero ahí no recibe el trato que espera, ya que hasta allí con gran prisa había llegado una carta advirtiendo a la población de que quien diera abrigo al Cid, también perdería sus bienes, hasta incluso el alma. Era claro que el Burgos, aunque quisieran, no podían recibirlo.
"Aunque de buen grado lo harían, a convidarlo no osaban.El Rey don Alfonso, saben, ¡le tenía tan gran saña!Antes que fuese la noche en Burgos entró su carta,con ordenes muy severas, y muy requetebién sellada;mandaba en ella que al Cid nadie le diese posada,y aquel que allí se la diese, supiese, por su palabra,que perdería lo suyo y aun los ojos de la cara,y además de cuanto digo, las vidas y las sus almas."(1)
Sin oro ni plata, el Cid busca junto a Martín Antolínez, un medio para obtener dinero. Propone llenar dos arcas de arena y empeñarlas como si fuesen sus tesoros. Mio Cid había sido acusado de quedarse con las parias del rey, y todos pensaban que tenía mucho dinero.
Martín Antolínez fue el mediador en dicho empeño. Fue hasta Burgos en busca de Raquel y Vidas, los prestamistas. Con su astucia, Antolínez logra convencer a Raquel y a Vidas a guardar las arcas y darle una suma justa de dinero. Una condición importante del negocio era que las arcas no las podrían abrir en todo un año. Los prestamistas aceptan el negocio y prometen no abrirlas. Mio Cid y Martín consiguen así, 630 marcos.
Algo que mucho se ha especulado sobre este episodio del poema, es sobre si Raquel y Vidas eran judios o no. El poeta no dice claramente que eran judíos, sino el episodio sería inverosímil. Los judíos no prestarían dinero son tener sus garantías, o por lo menos sin ver el tal tesoro que había en las arcas. Algo sí es cierto y lo dice el texto. El Cid y Martín conocían a los prestamistas e incluso eran amisgos de este último.
No solo el tema del honor está presente en el poema. La religiosidad en la obra es evidente. En este episodio, Mio Cid hace una oración a su creador, al lograr el dinero del empeño, alza la voz al creador para pedirle protección en su destierro. También acude a Santa Maria.
Bibliografía:
(1)Poema del Cid, 2010, Madrid, Editorial Castalia, tomo 3, Colección Odres nuevos
Imagen tomada de internet:
http://www.loquemiamigacuenta.com/wp-content/uploads/el-cantar-del-mio-cid.jpg
¡Buenas!
ResponderEliminarQuería decirte que es muy interesante tu elección de lecturas, dentro de lo que se suele encontrar en blogs literarios, según vi. Es bueno leer lo que uno siente y no lo que imponga una moda solamente. Lo menciono respetando a todos y a todo lo que lean. POr mi parte, yo también leo clásicos y me gusta analizarlos, relacionar temas y ver su escencia.
Perdón, ¿has estudiado letras o sos estudiante de literatura?
He leído Mio Cid en castellano antiguo y moderno y algunos estudios de Menéndez Pelayo y obras que retoman el tema como la obra de teatro El Cid de Corneille.
Soy Ana de Argentina. Gracias.
Hola, Ana! Si, yo estudio profesorado de literatura. Es mi pasión. Estuve ausente del blog porque estaba sirviendo como misionero justamente en tu pais, en el norte. Estuve por Tucumán, Santiago y Salta. Es hermoso tu país. Te felicito. La gente es muy buena.
EliminarTe cuento que tuve dificultades para acceder a mi cuenta del blog. Mientras, no me he hecho otra, pero te dejo el enlace de mi canal de youtube para que sigas mis recomendaciones por ahi. Gracias por comentar. Saludos.
https://www.youtube.com/channel/UCOZjpcj0cHdq7EpekwNIg-Q
Tanto Raquel como Vidas son nombres judíos. La afirmación de que no podrían ser judíos porque los judíos piden garantías o constatan lo empeñado es antisemita. Saludos cordiales.
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