Al leer este cuento de Ray Bradbury es
imposible no impactarse. ¿Cómo es posible que los hijos se revelen en contra de
sus padres?
Esto no es nuevo en la literatura. Basta
con mencionar al pobre Goriot, protagonista de la novela Papá Goriot de Honoré de Balzac, quien hizo de
todo por sus dos hijas, pero terminó abandonado por ellas.
En La
pradera ocurre algo muy
parecido. Los protagonistas son dos niños, Peter y Wendy, quienes han tenido,
por un lado, la suerte de pertenecer a una familia de buena condición social
para tener todo lo que quieren y, por otro, la desgracia de tener todo lo que
quieren, pues, es por exactamente por eso que la familia se destruye.
Peter y Wendy fueron educados
como quisieron y hacen lo que quieren. Ellos llegan, incluso, a
enfrentarse a sus propios padres.
Los papeles en la familia de los niños
están invertidos; son los padres quienes deberían mandar en los niños, pero
aquí es el contrario; los padres hacen lo que los niños quieren y son los niños
quienes dan las ordenes en la casa.
Los padres, para satisfacer a los hijos,
crean en la casa un cuarto de juegos con mucha tecnología, pero esto termina
siendo una trampa en la que caen ellos mismos, resultando en
un trágico desenlace.
Imagen tomada de internet:
https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjAB34BC3s8g___TLyaD-BJM5P1GaYK0_Hza-tHp598N9iT-l83bAxuWcIdPlYxMxEYYLUEsA39zJgou_F8xVxtv25CetvZTxR6tTou4luqN-7wz6IgLpiKOop1B8weNZH4NZ4vLoDgqCA/s1600/esq-ray-bradbury-1966-lg.jpg
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