El poemario comienza con un poema llamado «Al lector», dedicado al hipócrita lector, según el propio autor.
Ya se había escrito poesía sobre el mal, pero en el libro de Baudelaire, el poeta es el malo y escribe desde el mal. El mal en Baudelaire tiene que ver con la moda del Satanismo, también con la asociación del mal con lo oculto, lo desconocido, lo marginal.
Baudelaire poetiza lo urbano. Es un poeta de la ciudad. Le canta a los charcos, a la luz de una ventana. En su obra aparecen muchos elementos románticos. Para él, el hombre hace parte de la naturaleza.
«Correspondencias»*
La Naturaleza es un templo cuyos vivientes pilares,
Sejan a veces escapar confusas palabras.
El hombre posa allí a través de bosques de símbolos,
que lo observan con miradas familiares.
Como largos ecos que de lejos se confunden
en una tenebrosa y profunda unidad
—vasta como la noche y como la luz—
los perfumes, los colores y los sonidos se responden.
Hay perfumes frescos como carne de niño,
dulces como los oboes, verdes como las praderas.
Y hay otros corrompidos, ricos y triunfantes,
que tienen la expansión de las cosas infinitas,
como el ámbar, el almizcle, el benjuí y el incienso,
que cantan los transportes del espíritu y los sentidos.
Imagen tomada de internet:
http://es.wikipedia.org/wiki/Charles_Baudelaire#mediaviewer/Archivo:Baudelaire_crop.jpg
*Texto tomado de internet:
http://www.lamaquinadeltiempo.com/Baudelaire/correspo.htm